El garrulo de un pueblo de Albacete, que estaba llorando en un banco de la estación de tren… y de eso que un regimiento de legionarios que se encontraban por allí, lo vieron y le preguntaron:
-¿Qué te pasa, que te encuentras ahí llorando?
-Es que se ha muerto mi padre, y lo van a incinerar esta tarde en Córdoba. Me han dicho que este tren va a Sevilla pero no para en Córdoba… No voy a llegar, lo van a quemar sin que esté yo por allí….
De eso que el regimiento murmuran entre ellos, y le dicen:
-¡Por Dios y por la Legión, que tú paras en Córdoba!. Mira, cuando el tren pasa por Córdoba, aunque no pare va más despacio. Lo que vamos a hacer es que te cogemos por los hombros, y te dejamos suavemente….
-¿Haríais eso por mí? ¡Estaría siempre agradecido!
Pues dicho y hecho, se montaron en el tren y cuando estaba llegando a la estación le dijeron:
-Ahora te vamos a coger por los hombros. Tu empieza a mover las piernas muy rápido para compensar la velocidad del tren y te soltamos despacio.
Así lo hicieron, cogieron al garrulo por los hombros (boina incluida), y cuando se acercó al andén comenzó a mover las piernas como el que se hace caca en un concierto y lo dejaron en la estación corriendo.
De eso que los legionarios se fueron a celebrarlo al vagón restaurante y se le encuentran de nuevo al garrulo llorando. Le preguntaron:
-¿Pero que te ha pasado, como que estás aquí?
-Pues es que cuando me hallaba corriendo por el andén, casualmente en el último vagón había otro legionario que gritó:
-¡Por Dios y por la Legión, que tú no puedes el tren esta mañana!
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